viernes, 8 de enero de 2021

CUENTO AL ESTILO "EL CONDE LUCANOR"

Ejemplo realizado por Alejandro Ruiz y Rafa Sánchez de 3ºA.

El lobo y el zorro 
Un día en el que el conde Lucanor hablaba con Patronio, su consejero, le dijo así : - Patronio, debéis saber que siempre he estado ayudando a un hombre necesitado económicamente, cada vez que le ayudaba se mostraba muy agradecido y me decía que cuando sea rico me lo devolverá. Ahora, este hombre esta mejorando económicamente pero me han llegado rumores de que este hombre se ha vuelto aliado de uno de mis grandes enemigos. Y, como vos tenéis tan buen entendimiento, os ruego que me aconsejéis sobre lo que debo hacer en este caso.
 - Señor conde, para que hagáis lo que debéis, me gustaría mucho que supieseis lo que le pasó al zorro con el lobo. 
El conde preguntó que le había sucedido al zorro con el lobo, a lo que Patronio respondió :
- Señor conde, una vez un pequeño lobo se separó de su manada, terminando indefenso en una madriguera de un zorro muy amable y con muchos recursos. El zorro alimentó a este pequeño lobo como si fuese uno más de su familia durante mucho tiempo. Un día, el lobo salió a buscar alimento y se encontró con su antigua manada, a la que reconoció al instante y entonces la madre del lobo al ver a su hijo, dijo :
 - ¡Qué alegría hijo mío que estás vivo! ¡Gracias Dios por cuidar de mi hijo todo este tiempo!
 El lobo les contó a todos cómo había sobrevivido todo este tiempo, y entonces el padre lobo dijo : 
- Hijo mío, esos zorros te han tenido de esclavo todo este tiempo, ellos te han alimentado pero te pensaban utilizar cuando pudieses pelear contra animales superiores a ellos, sin importar lo que te pase a tí. Ahora, hijo mío, nosotros te ayudaremos a vengarte de esos zorros, así que cuéntanos dónde se esconden e iremos para allá. El lobo, un poco confuso, les contó todo lo que sabía sobre el lugar donde se refugian los zorros y entonces la manada fue en busca de ellos. Cuando el lobo llegó a la madriguera y vio a todos los zorros siendo devorados por los hambrientos lobos, se dio cuenta de que se había dejado cegar por su manada, a la que no le debía nada, dejando morir a su verdadera familia. 
- En cuanto a vos señor conde - concluyó Patronio - , le recomendaría abrirle los ojos a este hombre, antes de que su enemigo le nuble la vista por completo. Al conde le pareció que el consejo era bueno, así que lo siguió y ganó un gran aliado. Y como don Juan entendió que este ejemplo era muy bueno, ordenó copiarlo en este libro e hizo estos versos que dicen : 
A quien siempre fue tu aliado, ayúdalo para que no sea cegado. 

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